eso que quieres decir quiere que lo digas
Me da igual si el mundo necesita mis creaciones, primero las necesito yo
Permitirme compartir mi corazón es un regalo para mi misma.
Llevo tiempo dejando que mi Crítica interna lleve la batuta en mi proceso creativo. A veces una idea me explota la cabeza y cuando pienso en compartirla ella me recuerda que eso que quiero decir ya se ha dicho muchas veces, me cuestiona si realmente el mundo necesita que alguien lo diga otra vez, yo argumento que tal vez hay alguien allá afuera que necesita escucharlo nuevamente para que le caiga el veinte, inclusive me atrevo a pensar que aún hay personas que no lo han escuchado, pero estos argumentos no son suficientes para convencerla. No la culpo ella sólo intenta cuidar mi tiempo, esfuerzo y reputación.
La escena se desarrolla más o menos así:
– Wow, esta idea está padrísima, quiero compartirla
– No te desgastes en eso, ya se ha dicho muchas veces antes
– Sí… tienes razón. Pero tal vez alguien necesita un recordatorio
– Es un buen punto, ¿pero qué tal que lo ve alguien que está harto de verlo? Le va a cagar y entonces le vas a cagar tú
– O sea sí… pero tal vez hay alguien allá afuera que nunca lo haya leído antes y le sirva la información
– Sí, también, como quieras, el riesgo es tuyo.
Y para este punto de la conversación mi motivación se ha esfumado, me digo a mi misma que compartirlo es una labor noble, que lo haré cuando tenga tiempo y así esa idea va a parar al cajón de la postergación para llenarse de polvo.
Hoy mientras metía los platos en la lavadora se prendió mi televisión interna en el mismo show de siempre, con el mismo diálogo de siempre:
– Wow, esta idea está padrísima, quiero compartirla
– No te desgastes en eso, ya se ha dicho muchas veces antes
Y entonces hubo un inesperado cambio en el guión
– Sí, ya sé, pero yo necesito compartirla.
Y ante esa contundencia mi crítica interna no tuvo más que decir:
– Pues si lo necesitas, hazlo.
Y aquí estoy, haciéndolo. Esta noción era la pieza que faltaba para desatorar el bloqueo de escritora que llevaba semanas rondándome y mientras hacía un post de Instagram de esto conecté, claro que sí, la referencia astrológica.
Cada signo del zodiaco representa una energía en nuestra vida, un estado de conciencia y un punto de nuestra evolución, el signo anterior nos da pie, muestra de dónde venimos, qué energía abrió paso a nuestro momento actual, el signo que sigue es el reto siguiente, es algo que necesitaremos integrar más adelante para seguir evolucionando y moviéndonos. Entonces quiero tomar la lógica astrológica para explicar lo que me pasó tomando la consecución de Cáncer, Leo y Virgo como ejemplo: en Cáncer descubrimos nuestro mundo interno, conectamos con el lenguaje de nuestra alma y descubrimos eso que nos viene fácil, tal vez porque es herencia familiar o simplemente porque fluye a través de nosotros como si lleváramos vidas haciéndolo. Esa familiaridad nos da confort y seguridad hasta que llega Leo con su necesidad de expresión a tocar la puerta, Leo es el primer signo interpersonal (orientado hacia el otro) y su energía nos pide que materialicemos nuestro mundo interno en el exterior, ¡canta! ¡baila! ¡dibuja! ¡escribe! ¡expresate! dice Leo a lo que Cáncer contesta “pero si expreso lo que me hace única puedo dejar de pertenecer” y Leo con su valentía característica, con su amor por la vida sabe que es un riesgo que vale la pena tomar, convence al cangrejo y se pone a jugar. Ahora que el riesgo se ha tomado, que estamos bailando, cantando y expresándonos llega la energía de Virgo con toda su tierra a decir “Okay, ¿pero esto para qué sirve? ¿a quién le sirve? ¿realmente sirve? El crítico ha despertado y empieza la fase del oficio, ahora no es suficiente hacerlo por diversión, se acabó la exploración y llega la práctica. Es momento de hacerlo mejor, de refinar la técnica, de aprender de los errores, de llegar al tejido fino, cada vez más fino, tan fino que nunca termina.
Cada energía tiene su función y es importante, la cosa es darle su tiempo y lugar, hay que crear un lugar donde el desfogue leonio sea permitido, que las cosas salgan así como tienen que salir sin importar nada más que el hecho de crear, de divertirnos, de jugar y durante ese juego descubriremos qué es eso que vale la pena tomar y repetir hasta masterizar. Una vez que Leo jugó llega Virgo a corregir. Escuchaba en el podcast The Higher Self hace unos años lo entorpecedor que puede escribir y editar al mismo tiempo así que sugerían el ejercicio de escribir sin borrar, permitir que salga todo lo que tenga que salir y editarlo después; esto se me quedó muy grabado porque recordé las incontables veces que no podía terminar un párrafo por estar demasiado preocupada por hacerlo perfecto, la presión enorme de que alguien lo leería era suficiente para ahogar mi gozo y dejarme la mente en blanco. Incluso tuve que desarrollar un mantra: “si queda feo nadie tiene que leerlo” esta idea me hizo entender la función de las páginas matutinas que propone Julia Cameron en el Camino del Artista, simplemente dejar que lo mejor de nuestra energía leonina exista.
Ahora, la evolución de los signos no sólo es en sentido lineal, el signo anterior tiene un antídoto para los excesos del siguiente, así que si te atrapó el perfeccionismo de Virgo brinca hacia Leo y recuerda que lo que sea que estés haciendo fue un placer antes de ser un oficio.
Amo. Dominando el roomie mental y poniéndolo en su lugar. ✨🫶
Me encanta